El perito informático es el profesional responsable de obtener, analizar y presentar evidencia digital en un contexto legal. Su principal misión es recolectar datos de manera rigurosa, manteniendo la cadena de custodia y empleando métodos forenses para evitar la alteración o contaminación de la prueba. Trabaja frecuentemente en casos de fraude, robo de información, acoso cibernético o disputas contractuales, donde la solidez y exactitud de los hallazgos pueden inclinar la balanza a favor de una u otra parte en el litigio.
La intervención de un perito informático suele requerirse en etapas reactivas, es decir, cuando ya ha ocurrido un incidente y se precisa documentar y reconstruir los hechos para presentarlos ante un juez o autoridad competente. Además de participar en la obtención de la evidencia, el perito informático elabora un dictamen técnico que describe el proceso de investigación, las herramientas utilizadas y las conclusiones derivadas. Dicho informe forense es admitido en tribunales y audiencias, de modo que puede resultar determinante para validar o desestimar las acusaciones.
Auditor de Seguridad: el guardián preventivo de la infraestructura digital
El auditor de seguridad, por otro lado, desempeña una función predominantemente preventiva y evaluativa en empresas y organizaciones. Su labor consiste en revisar la configuración de redes, sistemas y procesos para detectar vulnerabilidades o brechas de seguridad. Emplea metodologías estandarizadas —como pruebas de penetración (pentesting) o revisiones de cumplimiento normativo— con el propósito de identificar riesgos antes de que se conviertan en incidentes graves.
A diferencia del perito informático, el auditor de seguridad no busca evidencia ni actúa con fines probatorios. Su enfoque está en crear un informe de hallazgos que permita a la organización implementar mejoras, parchear sistemas, capacitar al personal y establecer políticas de seguridad más robustas. Este perfil es clave para empresas que desean reforzar sus prácticas de ciberseguridad, proteger datos sensibles y evitar sanciones regulatorias.
¿Por qué ambos perfiles son valiosos, pero distintos?
Tanto el perito informático como el auditor de seguridad comparten un conocimiento profundo de sistemas informáticos, protocolos de red y normativas relacionadas con la privacidad de datos. Sin embargo, cada uno opera en una fase distinta del ciclo de seguridad:
- Fase preventiva (Auditor de seguridad): Se encarga de detectar y subsanar vulnerabilidades de manera proactiva. Su objetivo es reducir la exposición a riesgos y cumplir con regulaciones o estándares de la industria.
- Fase reactiva (Perito informático): Interviene cuando un incidente ya ha ocurrido o existe una sospecha de actividad ilegal. Su prioridad es recuperar evidencia digital confiable y presentarla con validez legal.
Estos perfiles se complementan en el ámbito empresarial y legal. Una compañía con políticas de seguridad sólidas podrá disminuir las probabilidades de incidentes graves, pero si un hecho delictivo llega a suceder, el perito informático será indispensable para documentar la agresión y sustentar acciones legales.
Clave: el dictamen forense especializado
Cuando una empresa o bufete requiere un análisis con fines jurídicos, el dictamen forense del perito informático es el documento que otorga peso probatorio a los hallazgos técnicos. El auditor de seguridad, por su parte, no está habilitado para emitir dictámenes destinados a un proceso legal; su informe es de tipo preventivo o de mejora continua.
Por ello, es fundamental que abogados y directivos reconozcan las diferencias. Contratar un auditor de seguridad en lugar de un perito forense durante una disputa legal —o viceversa— puede generar pérdidas de tiempo y recursos. Lo recomendable es acudir a cada especialista según la fase y la necesidad: auditoría para fortalecer la defensa cibernética; peritaje para investigar y respaldar alegatos ante tribunales.